lunes, 30 de marzo de 2009

Lectura "La identidad en un mundo globalizador" (Ensayo 6)

Esta lectura particularmente me gustó mucho, no nada más porque implica un cambio de tema (de cultura a identidad) y es menos repetitiva, sino porque también porque plantea una serie de aspectos con los que nos podemos relacionar de forma cotidiana en cuanto a nuestra propia persona. El punto medular es que actualmente nos enfrentamos a una identidad que está completamente ligada a la cultura de masas (o, más bien, a una crisis de identidad como producto de las efímeras y movibles categorías que existen en la sociedad contemporánea).
La cultura de masas entró en lugar del vacío que dejó el desencantamiento de las revoluciones en los 60’s y 70’s. Estas revoluciones culturales devinieron, paradójicamente, en la proliferación exacerbada del capitalismo de producción al explotar una serie de nuevos valores y nichos de mercado, nuevos personajes sociales (antes, por ejemplo, la mujer no figuraba como personaje social y tampoco se ponía tanta atención al mercado infantil). Aún así, lo que se produjeron no fueron nuevos espacios para desarrollar una identidad y un proyecto de vida, sino vacíos inestables y un exceso de productos y acciones con las que podemos llegar a identificarnos (aunque quién sabe por cuánto tiempo). La ideología se convirtió en un producto o cómo lo revolucionario fue engullido y procesado por la incipiente cultura de masas hasta convertirse en un producto industrial popularizado, vaciado de significado, que posteriormente los vagabundos de la modernidad intentarán comprar para convertirse nuevamente en peregrinos (aunque sea imposible). Por eso es que la identidad se trata de un negocio redondo.
El otro aspecto que se me hizo importante del texto es la mención de cómo la esfera pública de la sociedad se ha ido reduciendo cada vez más o de cómo nos hemos despolitizado y desprendido de la construcción del proyecto común, lo que, evidentemente, implica importantes consecuencias como el dejar estos espacios abiertos para que determinados grupos con ciertos intereses tengan una mayor oportunidad de imponerlos o manipular. El punto es que no se debe olvidar que muchas de las bases y elementos medulares de nuestra sociedad actualmente provienen de procesos de conquista y de luchas, y que el retroceso no es tan difícil como parece, por lo que más bien se debe considerar un proceso de lucha permanente (si no para continuar mejorando, por lo menos para mantener aquello que ya se alcanzó).

Lectura "El problema ético de las minorías étnicas"

Creo que este texto tiene una estructura muy clara y sobre todo me pareció interesante que el autor se preocupe por establecer dentro de sus construcciones argumentativas básicas, por ejemplo, “qué se entiende por homogeneidad social”, ya que por lo general cuando se discuten este tipo de temas (como la pugna entre lo universal y lo particular o de minorías), se tiende a hablar mucho de conceptos en abstracto para los que quizá distintos autores tengan distintas concepciones (como “homogeneidad social”, precisamente). Sin embargo, como ya se había comentado en clase, creo que un mejor término sería “igualdad”, ya que la palabra “homogeneidad” sigue teniendo una carga significativa algo negativa.
Este autor, al igual que Victoria Camps, piensa que “el sistema político nacional es esencialmente relevante para el análisis del problema de la diversidad cultural” y que la democracia representativa es la forma de gobierno éticamente más satisfactoria. Honestamente creo que sería difícil estar en desacuerdo con eso, aunque el problema radica más bien en generar de forma auténtica una democracia que sea representativa.
En realidad el texto es una fuerte crítica al relativismo, teniendo como argumento central que es una falacia pasar del ser al deber ser aduciendo que debe ser lo que la gente en una determinada comunidad cree que debe ser. Efectivamente, sería necio ejemplificar a detalle una vez más hasta dónde nos ha llevado en la historia esta peligrosa lógica (apartheid, nazis, etc).
Otro aspecto que me pareció central en el texto es cuando recalca la cita de Davied Gauthier que lo más importante son los individuos, que las formas de vida importan sólo como expresión y sustento de la individualidad humana. Creo que a veces se tiende a olvidar este aspecto y que las manifestaciones concretas de cultura o ciertos comportamientos se extraen y segregan demasiado de la necesidad humana que lo generó, por lo que termina habiendo una exacerbación en cuanto al valor de la forma de vida y ni siquiera se plantea si esto es en realidad lo que le conviene al individuo para enfrentar al mundo de la mejor manera posible de acuerdo a su proyecto de vida.
Finalmente, creo que otro de los aspectos que me pareció muy rescatable del texto es la manera en que el autor plantea soluciones concretas para un problema concreto: la exclusión de los grupos indígenas en América Latina, proponiendo específicamente acciones tanto para los representantes de estas minorías como para el estado nación (encargado de crear la circunstancia de igualdad). Sin embargo, generar una mayor justicia social es un proceso y las soluciones no siempre son sencillas o están del todo claras. El punto es crear espacios donde se puedan discutir este tipo de aspectos y presentar posibles acciones para enfrentarlo.