sábado, 23 de mayo de 2009

Technology and Wisdom, Mesthene. (Ensayo 10)

Creo que uno de los puntos más importantes de esta lectura es el análisis de la forma tan radical en la que ha evolucionado el concepto de hombre gracias a la tecnología, logrando controlar o subyugar a la fuerza de la naturaleza de manera nunca antes vista. Sin embargo, así como la tecnología ha cambiado el concepto de hombre y de sus capacidades, es imprescindible que el hombre comprenda a su vez la influencia que tiene sobre el uso y el tipo de tecnología que se produce. Es por esto que nuevamente sale a la luz la cuestión de que el debate sobre la técnica se trata de algo ético y no sólo del desarrollo tecnológico por el mero desarrollo tecnológico. No es algo que avanza y existe por sí mismo, sino que las personas tienen la obligación de reflexionar en torno al uso que se le da.
También me parece interesante el enfoque que este autor presenta (no sólo en esta lectura) con respecto a la relación entre la tecnología y las capacidades humanas, estableciendo que en realidad ésta no genera desempleo, sino que libera al hombre para que pueda aportar aquello exclusivamente humano (lo emocional, lo creativo, etc). Sin embargo, para lograr esto se necesitaría también una revolución en el sistema educativo y en lo personal creo que es mucho más difícil de lo que parece. El tipo de sociedad en la que vivimos se sostiene sobre el supuesto de la desigualdad y no todos tienen la capacidad de plantear un proyecto de vida que explote las capacidades humanas.
Actualmente no existe la duda de que el hombre tiene la capacidad de modificar al entorno, pero lo esencial es que con esa capacidad también venga una responsabilidad ética y moral frente al tipo de cambio y de sociedad que se pretende desarrollar, ya que en la actualidad queda claro que el énfasis está en la parte mercadotécnica y militar. Si tenemos la capacidad de crear tecnología, también tenemos la capacidad de dirigirla.
Es por todo esto que el la importancia no debería estar en lo que podemos hacer, en avances tecnológicos intrascendentes que muchas veces hasta generan menos productividad o que son menos novedosos de lo que intentan hacernos ver, sino en lo que no estamos haciendo con esa capacidad de modificar nuestro entorno y calidad de vida.

lunes, 18 de mayo de 2009

“Meditación de la técnica”, José Ortega y Gasset (ensayo 8 y 9)

Creo que este es un texto particularmente importante al hablar del tema de la técnica (desde qué se entiende por ésta hasta las implicaciones que tiene para el hombre). De hecho, muchos de sus planteamientos se mencionan en diferentes textos de otros autores.
La distinción que hace es esencial: la técnica no es algo que se fabrica para cubrir las necesidades del hombre (ya sean básicas o secundarias), sino las modificaciones que se realizan en la naturaleza para abolir las necesidades y así poder desarrollar un proyecto de vida con bienestar (porque el hombre no le importa simplemente el vivir, sino vivir bien).
Me gusta la forma en la que plantea las cosas. El ámbito de la cultura (y por lo tanto el de la técnica, etc) quedan irremediablemente dentro del contexto de necesidades superfluas. Sin embargo, el texto logra de alguna forma quitarle las connotaciones negativas a la palabra “superfluo” tras establecer que el simple estar vivo no es suficiente para el hombre (objetivo del cumplimiento de las necesidades básicas). Así, la conexión cultura-técnica es esa necesidad de satisfacer lo superfluo. La cultura, entonces, es superflua pero no por ello menos importante.
Otro aspecto interesante del texto es que en realidad no se asocia a la tecnología con el progreso más que en el caso de que ésta ayude al hombre a cumplir su idea particular de bienestar (lo que, evidentemente, cambia de cultura a cultura). Es decir, Ortega y Gasset deja mucho espacio para la diversidad cultural y aclara que la técnica siempre se transforma cuando se transforman las necesidades superfluas del ser humano. No se puede saber cuáles son las necesidades si previamente no está claro cuál es el concepto de bienestar que se tiene.
Finalmente, me pareció interesante la pregunta que plantea el autor: ¿será pues la vida humana un trabajo de ficción? Creo que esto en particular está vinculado de nuevo a la cultura como algo perteneciente al ámbito del deber ser y de los valores en el sentido de que el hombre es un proyecto, es lo que todavía no es y esto implica una serie de libertades increíbles en relación a cómo creamos nuestro propio proyecto (aunque a veces es difícil recordar que están estas posibilidades siempre abiertas). El hombre es, entonces, novelista de sí mismo.